La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993)

En el comentario de El Sexto Sentido hablo de la fascinación que me producen las películas que arrancan reacciones radicales e incontrolables en los espectadores. Si hubiera un Óscar a eso, esta película lo habría ganado también. La de cosas que compartí con los otros espectadores viendo esta película en cine es tan memorable para mi como la película en sí (gente levantándose a insultar a Amon Goeth, peña saliendo del cine con ataques de ansiedad… muuuy bestial).

Spielberg encontró aquí a su álter ego en la dirección de fotografía (Janusz Kaminski) y un guión (de Steven Zaillan) de esos por los que literalmente mataría cualquier director de cine. Con ellos levantó su gran homenaje a las generaciones de judíos (la de sus padres y abuelos) que vivieron la infamia del Holocausto.

Este maldito es grande porque consigue hacerte vivir en tu piel lo que viven sus personajes. La lista de Schindler lleva eso a un extremo casi infernal. A través de una planificación y montaje sólo al alcance de los elegidos, de unos actores que marcan hitos en sus carreras (grandioso Liam Neeson, monumental Ben Kingsley, perfecto Ralph Fiennes), de una foto y un arte que, simplemente, te hacen estar allí y una banda sonora a la altura de las más grandes de John Williams, Spielberg comparte su catarsis con nosotros y nos regala su enésima película inolvidable.