Alemania, año cero (Roberto Rosellini, 1950)


Esta es una de las películas emocionalmente más bestias que he visto en mi vida. Cruda, dolorosamente honesta. Las andanzas de un niño en el Berlín posterior a la Segunda Guerra Mundial son la excusa perfecta para que Rossellini muestre con la finura de un cirujano las consecuencias de la barbarie, de lo destructivos que podemos llegar a ser los seres humanos para nosotros mismos.
Y lo más alucinante es que de entre los escombros, de entre la muerte, justo en medio de la nada, el maestro Rossellini es capaz de captar con su cámara algo muy parecido a la poesía. Sí, definitivamente este tipo jugaba en otra liga.

Comentarios

Entradas populares