Juego de Tronos (David Benioff & D. B. Weiss, 2011-2018)



Anoche, mientras barruntaba rescatar de una vez por todas este viejo blog, HBO empezaba a emitir el primer capítulo de la séptima temporada de la que sin duda es su serie del momento. Así que, en fin: blanco y en botella.

Esta es la tercera serie de HBO que incluyo en el blog (tras Los Soprano y The Wire). No es para menos. La monumental obra audiovisual de David Benioff y D. B. Weiss, avalada por el autor de las novelas originales George R. R. Martin (también guionista de varios capítulos), está llamada a ser una de las grandes de la historia de la televisión.

Conozco a mucha gente que le da pereza esta historia torrencial porque tiene la sensación de que va a ver una especie de El Señor de los Anillos, una historia más o menos típica de espada y brujería. Indudablemente tiene ese aspecto; yo mismo (y sospecho que mucha gente) la empecé a ver con esa expectativa en el 2011 (admito que desconocía las novelas).

Por suerte, la serie apenas tarda unos minutos en sacarte del grave error. Podríamos adscribirla al género fantástico, desde luego, pero hay mucho mas. Su violencia extrema, su altísimo contenido sexual, sus complejas tramas la alejan de manera rotunda del tradicional tono blanco y moral del género, derivando a menudo hacia cosas tan dispares como el thriller político, el terror psicológico, el melodrama, el cine de aventuras y acción, el cine bélico o el erotismo...

Eso si, rescata a lo grande una vieja máxima de la Fantasía que se estaba perdiendo con esas cosas tipo Las crónicas de Narnia: su sentido metafórico del mundo real. A lo que asistes aquí es al espectáculo de un grupo de seres humanos, a cual mas despiadado, capaz de hacer cualquier cosa (y si hablamos de Juego de Tronos, creedme, lo de "cualquier cosa" es bastante literal) por conseguir el poder absoluto en un pulso sin fin de muerte, traiciones y corrupción total. Es una visión oscura del mundo, sí. Pero no nos engañemos: también bastante realista.

HBO vuelve a dar con la tecla, como tantas otras veces. Y, como en todas sus grandes series, la regla de oro es que no te puedes encariñar con nadie. Por supuesto, no lo vas a conseguir. Su brillante narrativa te obligará a tomar partido y te esconderá siempre, con extrema habilidad, el gran mazazo que está punto de caer en el centro mismo de tu cráneo.

Y no, tranquilos: eso no es un spoiler. No lo es porque, hagas lo que hagas, te pongas como te pongas, por muy atento y concentrado que estés, el mazazo te va a destrozar igualmente cada pocos capítulos. Empezando por el primero. Palabra de HBO.

Comentarios

  1. Muy bueno y cierto el post! Creo que en una sociedad donde hablamos mucho y decimos poco, triunfa una serie donde hablan poco, pero dicen mucho.

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