King Kong (Merian C. Cooper & Ernest B. Schoedsack, 1933)


Hablar de King Kong es hablar de un mito. Una de esas películas trasversales, que atraviesa generaciones manteniendo intacto su encanto. Imitada hasta la saciedad y jamás igualada. La Bella y la Bestia convertida en una emocionante película de aventuras.
En una época en la que cualquier película de tres al cuarto es capaz de mostrarnos una ola arrasando una ciudad, o naves espaciales destruyendo cualquier edificio famoso, u objetos de todo tipo transformarse en robots, quizá no tengamos el cerebro preparado para entender lo que debió suponer este film en las retinas y cerebros de los espectadores de 1933.
Yo mismo la vi por primera vez de niño y en principio no me pareció gran cosa comparada con las naves espaciales de Star Wars. Sin embargo, ahora necesito volver de vez en cuando a esa jungla infernal, ver al viejo Kong retorcer los cuellos de cuantos dinosaurios osan tocar a su diminuta amada…

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