El gran carnaval (Billy Wilder, 1951)
Atentos al argumento: un hombre queda atrapado en la galería de una cantera. Un periodista rastrero como él solo (de rodillas, que le voy a nombrar: Kirk Douglas) se entera y se percata del gran filón que supone la noticia, capaz de hacer despegar su desprestigiada carrera. Así, decide “alargar” todo lo posible la noticia, poniendo en peligro la vida misma del hombre, dificultando su rescate y convirtiendo aquello en un carnaval mediático-económico que está bajo su poder.
Podría ser la trama de una película que se estrena mañana. De hecho, me temo que cosas muy parecidas ocurren constantemente en el mundo real hoy. Sin embargo, es el argumento de una película de ¡1951!, enésima obra maestra del abuelo Billy, que además resulta ser un visionario.
Profunda reflexión sobre esa herramienta de poder llamada periodismo, pero también sobre la ambición y el egocentrismo humano. Un retrato cruel y despiadado de un hombre que se comporta como un lobo contra otros hombres. Una película que ha cumplido 60 años pero que es cada día más actual.
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