Amén (Constantin Costa-Gravas, 2002)


La veraniega visita del Papa me ha recordado este peliculón del maestro Costa Gravas, que sirve perfectamente para dar por cerradas las vacaciones de este álbum y homenajear a este gran cineasta, comprometido hasta el tuétano en cada una de sus películas.
En esta ocasión, retrata las “peculiares” relaciones entre el Vaticano y el régimen fascista de Adolf Hitler, uno de los infinitos episodios negrísimos de los líderes católicos, y demuestra con hechos históricos, constatados y demostrados que las maniobras de estos señores tienen demasiadas veces muy poco de espiritual y social y mucho de materialista y político.
La mala noticia para los poco autocríticos líderes católicos es que aquí hay muy poca demagogia y mucha documentación. Y no solo eso: hay mucho respeto por el llamado “catolicismo de base”, o sea, los creyentes de a pie y los sacerdotes de la parte baja de la jerarquía, representados aquí en el personaje de Mathieu Kassovitz. Dicho de otro modo: esto es una película de Costa Gavras, no de Michael Moore.

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