Blade Runner (Ridley Scott, 1982)


Superpoblación, caos, miseria, podredumbre moral, contaminación, publicidad aplastante y una oscuridad que ciega. Eso es lo que encuentras en la futura ciudad de Los Angeles que imagina Ridley Scott para crear uno de los títulos más emblemáticos de la historia del cine.
En medio de la deshumanización total de las personas, irrumpe la fascinación por la vida, por la belleza de la filosofía, y lo hace por donde menos lo esperas: los Replicantes, metáfora definitiva del robot como sublimación positiva y negativa del ser humano.
Una de las películas más bellas jamás filmadas que, sin embargo, fue un gran fracaso comercial en su momento. El paso del tiempo la convirtió en película de culto y obra maestra total. Actualización estética certera de Metropolis (llevándolo a territorios que bordean el cyberpunk), adaptación prodigiosa del texto de Phillip K. Dick (grandísimo guión de David Webb Peoples) y techo absoluto de la carrera de Ridley Scott que, a partir de ahí, fue desinflándose de manera imparable.

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