Antes que el diablo sepa que has muerto (Sidney Lumet, 2007)


Ya he hablado en este blog de Doce hombres sin piedad, y Tarde de perros, dos de mis películas favoritas de Lumet. Y caerán más. Lumet es un cineasta que descubrí de adulto pero el veneno de su cine me hizo efecto rápido. Me encanta el cine americano de los 70 y Lumet es uno de los nombres destacados de aquella gran generación. Sus películas están llenas de fuerza, de inteligencia y de vigencia. Fue un cineasta muy crítico con el sistema, el poder y la sociedad americana. Sus dardos solían ser certeros y necesarios. Y, como buen cineasta de la edad de plata del cine americano, poseía un talento único para narrar historias.
Antes que el diablo sepa que has muerto es su última película. Siempre he pensado que hay dos tipos de directores: los que envejecen mal y los que envejecen bien. Los primeros, tienden a ablandarse con la edad, a dejar de lado los asuntos espinosos y “rarezas” estilísticas para centrarse en un cine de mayor calidad técnica pero menor profundidad argumental y temática. Que cada uno se busque sus ejemplos de este grupo.
Pero luego están los que hacen bueno aquello de “cuanto más viejo, más pellejo” y radicalizan sus planteamientos cuanto más se acercan al final de sus vidas. Gente como John Huston o John Ford.
Por supuesto, Lumet está en este grupo. Esta última película suya parece rodada por un joven cineasta furioso con el mundo y lleno de mala leche. Su mirada hacia estos personajes carentes de ética, de esperanza, autodestructivos, corrompidos por su obsesión con el dinero y por lo tanto muy actuales está llena de lucidez. El gran Lumet contaba ya con más de 80 años y cargaba un capacho de obras maestras. A lo largo de su vida el mundo había cambiado radicalmente cuatro o cinco veces. Y, aún así, comprendía mucho mejor nuestra época que muchos cineastas 50 y 60 años más jóvenes que él. Toda una lección.

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